lunes, 25 de noviembre de 2013

TDAH: Implicación de la familia.

Una de las actuaciones que desde la escuela hay que considerar es la implicación de la familia del niño con TDAH en su tratamiento.

Desde la escuela debemos considerar que el problema no es el niño, sino el trastorno. Un niño con este trastorno exige un plus por nuestra parte en cuanto a considerar tal alumnado sujeto de una necesidad educativa especial.

A priori debemos considerar, ante un alumno con TDAH, unas actuaciones básicas: rodearles de afecto, practicar la observación, reflexionar sobre todo lo que percibimos en su entorno inmediato y definir cuál es el problema y dónde está.

De esta manera podremos actuar. Y pasar a la práctica implica considerar trabajar con el entorno más inmediato del niño: la familia.

Nuestra actuación para implicar a la familia debe considerar varios aspectos. A continuación detallo algunas líneas generales y pautas a desarrollar obtenidas de la bibliografía hasta el momento disponible en el curso y la extraída en en distinta documentación consultada en diversas páginas web.

Nuestra actuación tiene que ir dirigida a que la familia se mueva en tres ejes vertebradores: el niño con TDAH, el asociacionismo y las instituciones.

Imagen de Freddy Agurto Parra con licencia CC_atribucion

En el primer caso es básico el conocimiento del niño como una persona que tiene un trastorno, la formación de los padres en el conocimiento del trastorno, y contemplar las siguientes líneas de actuación:
-        Control en el hogar
-        Apoyo en la comunicación
-        Fomento del autocontrol
-        Desarrollo social

Un segundo eje, que los padres contacten con alguna asociación de padres de niños con TDAH es necesario por lo que significa de acogimiento y acompañamiento en todo lo que ellos van a necesitar. Este aspecto es fundamental para lo que es el punto de partida: la concienciación de los padres. Las líneas de actuación en este aspecto pueden ser:
-        Concienciación
-        Compartición de experiencias
-        Reparto de tareas y posible conflictividad conyugal
-        Participación en una escuela de padres
-        Relaciones y convenios con las instituciones
-        Problemas en el trabajo y costes económicos añadidos

Y en tercer lugar la coordinación y colaboración de los padres en otras instituciones, básicamente, la escolar y la sanitaria. En este sentido las líneas a definir son más exhaustivas:
-        Con la sanitaria: la adecuación del tratamiento farmacológico
-        Con la escolar:
§  Aceptación de los hijos tal como son
§  Paciencia y constancia
§  Ayudarles a comprender el problema y el contexto en el que se producen
§  Educarlos emocionalmente
§  Prestarles atención
§  Educarlos en el respeto y en un clima de sosiego y relajación
§  La comunicación debe ser asertiva y empática.
§  Establecer unos límites y normas y las consecuencias de no cumplirlas.
§  Ceñirnos a las conductas cuando tratemos con ellos
§  Ser observadores con el cumplimiento de normas
§  Mostrarles modelos positivos
§  Reforzar lo positivo y obviar lo negativo. 
§  Incrementar su autoconfianza y autoestima
§  Establecer planificaciones diarias.

Comentábamos al principio la importancia de la observación como uno de los primeros pasos a seguir ante el niño con TDAH y consideramos importante hacer mención de detectar los errores que cometemos en un principio. Al respecto es interesante lo descrito en las pautas de crianza relacionadas con los trastornos de conducta (del modelo de Rusell Barkley, 2004) y que hemos extraído del “Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivadas de trastornos graves de conducta” de la Conserjería de Educación de la Junta de Andalucía:
• Uso inconsistente e impredecible de las normas.
• Refuerzo positivo de las conductas inadecuadas o desafiantes.
• No reforzar ni atender positivamente las conductas adecuadas.
• Castigos y/o recompensas inconsistente es impredecibles (“crianza  indiscriminada”).
• Evitación de actividades molestas mediante conductas agresivas, oposicionistas
o desafiantes.
• Pauta constante de interacción agresiva entre padres o madres e hijo o hija con enfrentamientos intensos y emocionalmente cargados.
• Falta de supervisión de las conductas de los hijos e hijas.
• Falta de tiempo invertido en la educación de éstos y éstas.

No obstante, todo lo anteriormente dicho constituye unas ideas para que nosotros podamos proyectar, en nuestro planteamiento de actuación en el Centro con la familia del alumno con TDAH, un programa para conseguir y estimular a la familia que consiga su implicación con lo que el niño necesita. Y en este punto en los distintos manuales, elaborados por instituciones y asociaciones de padres, podemos encontrar muchas referencias a programas y pautas. Este es el caso del Programa de intervención (Miranda y García, 2007) que muy particularmente establece los siguientes puntos a tocar para conseguir que la familia se implique en dicha labor:
1. Educación sobre el TDAH: Corregir posibles errores de los padres sobre el trastorno y ayudarles a generar expectativas realistas.
2. Comprensión del estrés: Guiar a los padres y madres para encontrar el equilibrio entre las demandas de los hijos e hijas, la pareja, o los compañeros y sus necesidades.
3. Reestructuración cognitiva: Ayudar a los padres y a las madres a desarrollar expectativas realistas sobre sus hijos o hijas y sobre sí mismos. Reducir el arousal emocional cuando no se cumplen las expectativas. Disminuir el impacto de los comentarios de otras personas.
4. Solución de problemas: Capacitar a los padres y madres para dar respuestas adaptativas a las situaciones estresantes. Incrementar sus sentimientos de autoeficacia y autocontrol.
5. Habilidades de comunicación: Facilitar la obediencia en las interacciones padres, madres, hijo e hija. Aumentar el apoyo entre la pareja. Identificar las necesidades del niño o niña.
6. Estrategias de disciplina: Uso apropiado de la disciplina, y apoyar a los padres y madres cuando se sientan superados por el comportamiento del hijo o hija.

Finalmente, hemos de considerar que favorecer la implicación de la familia en la educación del niño con TDAH no deja de ser una actitud y un ajuste continuo; y así lo debemos considerar. Predisponer a los padres a favor de lo que queremos, la plena integración del niño en el entorno más inmediato exige también nuestra predisposición, conocimiento, colaboración y coordinación; y entender que por parte de todos, esto exige un ajuste continuo en el que el aprendizaje es la clave y el desaliento lo que hay que evitar.

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