Una de las actuaciones que desde la escuela
hay que considerar es la implicación de la familia del niño con TDAH en su
tratamiento.
Desde la escuela debemos considerar que el problema
no es el niño, sino el trastorno. Un niño con este trastorno exige un plus por
nuestra parte en cuanto a considerar tal alumnado sujeto de una necesidad
educativa especial.
A priori debemos considerar, ante un alumno
con TDAH, unas actuaciones básicas: rodearles de afecto, practicar la
observación, reflexionar sobre todo lo que percibimos en su entorno inmediato y
definir cuál es el problema y dónde está.
De esta manera podremos actuar. Y pasar a la
práctica implica considerar trabajar con el entorno más inmediato del niño: la
familia.
Nuestra actuación para implicar a la familia
debe considerar varios aspectos. A continuación detallo algunas líneas
generales y pautas a desarrollar obtenidas de la bibliografía hasta el momento disponible
en el curso y la extraída en en distinta documentación consultada en diversas
páginas web.
Nuestra actuación tiene que ir dirigida a que
la familia se mueva en tres ejes vertebradores: el niño con TDAH, el
asociacionismo y las instituciones.
Imagen de Freddy Agurto Parra con licencia CC_atribucion
En el primer caso es básico el conocimiento
del niño como una persona que tiene un trastorno, la formación de los padres en el conocimiento del
trastorno, y contemplar las siguientes líneas de actuación:
-
Control
en el hogar
-
Apoyo
en la comunicación
-
Fomento
del autocontrol
-
Desarrollo
social
Un segundo eje, que los padres contacten con alguna asociación
de padres de niños con TDAH es necesario por lo que significa de
acogimiento y acompañamiento en todo lo que ellos van a necesitar. Este aspecto
es fundamental para lo que es el punto de partida: la concienciación de los
padres. Las líneas de actuación en este aspecto pueden ser:
-
Concienciación
-
Compartición
de experiencias
-
Reparto
de tareas y posible conflictividad conyugal
-
Participación
en una escuela de padres
-
Relaciones
y convenios con las instituciones
-
Problemas
en el trabajo y costes económicos añadidos
Y en tercer lugar la coordinación y colaboración de los padres en
otras instituciones, básicamente, la escolar y la sanitaria. En este
sentido las líneas a definir son más exhaustivas:
-
Con
la sanitaria: la adecuación del tratamiento farmacológico
-
Con
la escolar:
§
Aceptación
de los hijos tal como son
§ Paciencia y constancia
§ Ayudarles a
comprender el problema y el contexto en el que se producen
§ Educarlos
emocionalmente
§ Prestarles atención
§
Educarlos
en el respeto y en un clima de sosiego y relajación
§ La comunicación debe ser asertiva y empática.
§ Establecer unos límites y normas y las consecuencias de no cumplirlas.
§ Ceñirnos a las conductas
cuando tratemos con ellos
§
Ser
observadores con el cumplimiento de normas
§ Mostrarles modelos
positivos
§ Reforzar lo positivo y obviar lo negativo.
§
Incrementar
su autoconfianza y autoestima
§ Establecer planificaciones diarias.
Comentábamos
al principio la importancia de la observación como uno de los primeros pasos a
seguir ante el niño con TDAH y consideramos importante hacer mención de
detectar los errores que cometemos en un principio. Al respecto es interesante
lo descrito en las pautas de crianza relacionadas con los trastornos de
conducta (del modelo de Rusell Barkley, 2004) y que hemos extraído del “Manual de atención al alumnado con necesidades
específicas de apoyo educativo derivadas de trastornos graves de conducta” de
la Conserjería de Educación de la Junta de Andalucía:
• Uso
inconsistente e impredecible de las normas.
•
Refuerzo positivo de las conductas inadecuadas o desafiantes.
• No
reforzar ni atender positivamente las conductas adecuadas.
•
Castigos y/o recompensas inconsistente es impredecibles (“crianza indiscriminada”).
•
Evitación de actividades molestas mediante conductas agresivas, oposicionistas
o
desafiantes.
• Pauta
constante de interacción agresiva entre padres o madres e hijo o hija con
enfrentamientos intensos y emocionalmente cargados.
• Falta
de supervisión de las conductas de los hijos e hijas.
• Falta
de tiempo invertido en la educación de éstos y éstas.
No obstante, todo lo anteriormente dicho
constituye unas ideas para que nosotros podamos proyectar, en nuestro
planteamiento de actuación en el Centro con la familia del alumno con TDAH, un
programa para conseguir y estimular a la familia que consiga su implicación con
lo que el niño necesita. Y en este punto en los distintos manuales, elaborados
por instituciones y asociaciones de padres, podemos encontrar muchas
referencias a programas y pautas. Este es el caso del Programa de intervención
(Miranda y García, 2007) que muy particularmente establece los siguientes
puntos a tocar para conseguir que la familia se implique en dicha labor:
1.
Educación sobre el TDAH: Corregir posibles errores de los padres sobre el
trastorno y ayudarles a generar expectativas realistas.
2.
Comprensión del estrés: Guiar a los padres y madres para encontrar el
equilibrio entre las demandas de los hijos e hijas, la pareja, o los compañeros
y sus necesidades.
3.
Reestructuración cognitiva: Ayudar a los padres y a las madres a desarrollar
expectativas realistas sobre sus hijos o hijas y sobre sí mismos. Reducir el
arousal emocional cuando no se cumplen las expectativas. Disminuir el impacto
de los comentarios de otras personas.
4.
Solución de problemas: Capacitar a los padres y madres para dar respuestas
adaptativas a las situaciones estresantes. Incrementar sus sentimientos de autoeficacia
y autocontrol.
5.
Habilidades de comunicación: Facilitar la obediencia en las interacciones
padres, madres, hijo e hija. Aumentar el apoyo entre la pareja. Identificar las
necesidades del niño o niña.
6.
Estrategias de disciplina: Uso apropiado de la disciplina, y apoyar a los
padres y madres cuando se sientan superados por el comportamiento del hijo o
hija.
Finalmente, hemos de
considerar que favorecer la implicación de la familia en la educación del niño
con TDAH no deja de ser una actitud y un ajuste continuo; y así lo debemos
considerar. Predisponer a los padres a favor de lo que queremos, la plena
integración del niño en el entorno más inmediato exige también nuestra
predisposición, conocimiento, colaboración y coordinación; y entender que por
parte de todos, esto exige un ajuste continuo en el que el aprendizaje es la
clave y el desaliento lo que hay que evitar.
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